La planta de la Fresa
La fresa es un fruto que se caracteriza por un óptimo perfume y un sabor dulce.
La fresa, pertenece a la familia de las rosáceas, es una planta perenne estolonífera, constituida por un breve fuste, dicho corona o pedúnculo, sobre el que se introducen los botones y tres hojuelas ovaladas, alargadas, aserradas y dispuestas de modo que forman un diamante rosa de hojas. El aparato radical es superficial, se expande sobre un terreno limitado donde casi el 90% de las raíces se sitúan en los primeros 15 cm de terreno. A la axila de las hojas se introducen los corimbos constituidos por 3-8 flores blancas, que son generalmente hermafroditas y autofértil; en el caso de flores las variedades de fresas femeninas necesitan polinizadores. La parte comestible de la fresa es el falso fruto, obtenido del desarrollo del receptáculo, una vez pasada la fecundación. Los verdaderos frutos de la fresa son los aquenos, frutos secos que quedan pegados al falso fruto carnoso. Por como conocemos y saboreamos la fresa, en cambio, el fruto de la planta de fresa es la parte comestible, caracterizada por una superficie envuelta por numerosos puntos de color amarillos o negros.
A pesar de la fresa sea cultivada desde el llano hasta a más allá de los 1000 m de cuota, ella necesita condiciones ambientales especificas: las zonas mejores son aquellas a clima templado con veranos breves, caracterizadas de períodos calientes y de inviernos bastante fríos. Las fuertes insolaciones veraniegas pueden provocar en efecto una caída anticipada de las hojas, disecaciones, frutos deformes, oscuros, de escaso tamaño y consistencia. Durante la floración la planta de fresa necesita temperaturas templadas y uniformes, mientras fuertes botes térmicos entre el día y la noche y las precipitaciones contribuyen en cambio a obstaculizarla.
Por eso la fresa prefiere terrenos sueltos, a medio impacto, pH neutral o a subacido, frescos pero bien drenados, con una profundidad superior a 50 cm y rico en sustancia orgánica. La fresa no aprecia los suelos muy pesados, asfícticos, con estancamientos hídricos, muy calcáreos y salinos, ya que en este caso los frutos se ponen sensibles al moho gris.
La resistencia a las enfermedades se ha vuelto cada vez más un aspecto importante de la producción de fresas, a causa de los cambios climáticos y de los acontecimientos que han interesado a varias áreas fresales. En 2005 en efecto ha sido abolido el bromuro de metilo por la fumigación de los terrenos agrícolas en los países industrializados, para solucionar este problema se han activado por tanto búsquedas para localizar alternativas a bajo impacto ambiental; entre esta se cuenta la mejoría genética, con la individuación de genotipos que presenta tolerancia a los fitopaties del aparato radical.
Los insectos más peligrosos para la fresa son los afidios, que a causa de la producción de melosa provocaron encrespamiento y enrollamiento sobre hojas y frutos. Para contrastar los fitofagi se interviene químicamente solamente si su presencia en campo ha superado el umbral que dan, teniendo en cuenta los predatorios caracteres. Las setas principales por la planta de fresa son el moho gris, el oídio o dolor blanco, las podredumbres radicales, que se averiguan, la podredumbre morena y el vaiolatura.